lunes, 12 de octubre de 2015

J + 1 (Ia)

A veces lo único que queremos es lo único que necesitamos, y tantas de esas veces lo que necesitamos es lo único que no podemos. Escaparnos suele ser un buen ejemplo la no conjunción entre nuestras necesidades y nuestras posibilidades. La fila para pagar los impuestos, el viaje para ir al trabajo, o una clase aburrida a la enésima potencia son además situaciones candidatas a representar esta idea en el mundo material: comparten un denominador común de angustia y encierro.

En mi caso, el pronóstico para aquel jueves auguraba una seguidilla de cursadas soporíferas desde el mediodía hasta bien entrada la noche, a las cuales debía asistir con el pretexto de computar asistencia. Mi único consuelo para soportar la jornada estaba en el viernes, ese tan querido viernes que el esfuerzo del día anterior me permitía disfrutar como un día de absoluta libertad, sin clases, sin obligaciones.

La semana había sido fría e inestable, con un sol tímido que apenas elevaba un par de grados la temperatura, y un montón de nubes en el cielo que amenazaban al despistado que salía de su casa sin paraguas. La luz plomiza que entraba por las ventanas del aula pintaba hasta simpática la idea de tres horas de clase sólo por la promesa de refugio y una estufa encendida y cercana, pero esta negociación con lo inevitable se intercalaba con sesiones de bostezos, cabeceos, y cuestionamientos acerca de por qué no arrojarse sobre el escritorio y dormir el resto de la hora -¡aunque sea quince minutos!- so pena que la profesora se de cuenta y se precipite el papelón.

El murmullo de mi maquinaria de pensar se vio interrumpido por el teléfono vibrando en mi bolsillo. Un mensaje, la excusa perfecta para despejarme un poco. Saqué el teléfono disimuladamente y lo revisé debajo del escritorio.

"En un toque salgo de cursar. ¿A las 15hs salís de tu clase? ¿Te puedo ver un ratito?"

Era ella. Jo. La chica que me gustaba. La chica que me gusta. Con la misma cautela que leí las preguntas, escribí la respuesta.

"Dale. Esperame en el hall de la facultad."

Al instante, la respuesta.

"Bueno, nos vemos. :)"

Ella siempre cursaba hasta la tarde los jueves, por eso era imposible vernos ese día. A pesar de estar en edificios distintos pero a sólo dos cuadras de distancia, las obligaciones nos trasladaban a años luz el uno del otro. Ahora lo inesperado era esperado, y cada uno de los sesenta minutos de la última hora de clase resultaba eterno.

14.04.

14.11.

14.19.

14.31.

"Con esto cerramos este tema y la clase de hoy. Lean la primera parte del capítulo tres para la semana que viene, arrancamos con el tema nuevo."

Si la invitación inesperada de Jo había sido bien recibida, la libertad anticipada merecía un desfile en su honor, con banda marchante y cotillón. Me apresuré a guardar el cuaderno y las lapiceras, abrigarme y, mochila al hombro, salí eyectado hacia la puerta mientras escribía un nuevo mensaje.

"Salí antes. Te cruzo en el camino."

Al abandonar el edificio el viento helado me impactó en la cara, escurriéndose por detrás de las orejas y llegando al cuello, lo que me provocó un escalofrío. No me importó; con paso decidido empecé a recorrer los doscientos metros que me separaban del lugar donde estaba Jo, y de ella, con su sonrisa y sus historias y sus ganas de abrazar y de ser abrazada. Me propuse acelerar la marcha y la propuesta se convirtió en acción cuando, aún a lo lejos, pude distinguir una bufanda violeta y el cabello rubio escapándose por debajo de la capucha de su abrigo. La distancia tendía a cero mientras que los latidos de mi corazón tendían a infinito, proporcionales a la sonrisa que me regalaba la chica más linda del Universo, con sus mejillas y su nariz enrojecidas por el frío.

Me abrazó y me besó. Luego me volvió a abrazar, y la correspondía abrazándola más fuerte mientras me dejaba inundar por su perfume de flores, que en aquellos días propios del Ártico constituían la fórmula de lo perfecto.

"Hola, Lu." me dijo tras la disolución de nuestra composición de brazos. "Te extrañé."

"Hola, Jo. Yo también te extrañé. Un montón."